El rodado de las piedras en el río fue para Alejandro Herrera Guiñazú esta vez el disparador. En ese silencio de formas suaves y siluetas orgánicas descubrió las vetas que esconden las rocas, las mismas que desentraña cuando elige al vidrio como materia prima de su trabajo. Lo amorfo, lo transparente, lo translúcido marcan el tempo de su obra, que desde hace diez años persigue una búsqueda personal aprendida primero como oficio y más tarde envuelta en una necesidad impostergable.

Es que desde pequeño, este mendocino fue testigo del trabajo de su padre en un taller de vitrales y más tarde compañero en la tarea de restaurar piezas, crear otras nuevas y atender a las esculturas en bronce que surgieron en el camino.

Vivió en Potrerillos y Chile; de vuelta en Mendoza armó su familia y siguió especializándose: primero con Guillermo Rigattieri, a quien le reconoce un aporte valioso en su carrera, y más tarde en The Corning Museum of Glass, donde comenzó a investigar y capacitarse con grandes maestros en técnicas como el vidrio colado a la cera perdida o el trabajo en frío.

"Luz Violeta" 37 x 20 x 4,5 cm. Vidrio óptico laminado, trabajo en frío (cold working).- 2014. Photo by Ferrara Burgos.

Así es como desde 2010, Alejandro Herrera Guiñazú viaja una vez por año a Nueva York a tomar cursos con artistas como Loretta Yang, Vladimir Klein, Jiyong Lee o Daniel Clayman. El proceso para la concreción de muchas de sus esculturas requiere de un original en cera, un molde refractario, el relleno con vidrio y una etapa de templado que puede llevar desde unas pocas horas hasta un mes de espera. En el medio, la minucia con la que talla cada parte y sobre el final, el acabado de la pieza.

Este trabajo silencioso del que surgieron series como “Las plantas de los dioses”, “Contemporánea” y ahora “Intervenciones”, la muestra individual que convoca al público en la galería de arte de Daniel Rueda hasta el 19 de febrero,  convive con su actividad de vitralista, que comparte junto a su mujer y una faceta aún más desconocida: su labor como instructor de parapente, “auspiciante oficial de mi arte”, dice.

Ganador del Gran Premio Adquisición Salón Nacional del Vidrio en el Arte (Berazategui, 2012), es también miembro del Glass Art Society e integra el staff de Daniel Rueda Galería de Arte. Hornos y máquinas, algunos adquiridos, otros realizados por él, lo aguardan en su taller de Godoy Cruz, donde sueña con pasar la mayoría del tiempo. 

"Dos caminos" 20 x 9 x 4 cm. Vidrio óptico laminado, trabajo en frío (cold working).- 2014. Photo by Ferrara Burgos.

Petróleo" 29 x 20 x 6,5 cm. Fundición de vidrio Float, laminado, trabjao en frío.- 2016. Photo by Ferrara Burgos.

"Calbuco" (en araucano significa "Agua Azul") - 27.5 x 19 x 9 cm. Trabajo en frío (cold working), Pâte de verre, piedra rodada del Río Mendoza intervenida con vidrio. - 2015. Photo by Ferrara Burgos.